En lo que va del año ya perdí la cuenta de las veces en que
escuché la misma frase:
- No me llamó más.
Amores que parecían nacer en pleno verano, a la sombra de un
jacarandá florecido, en la orilla de un mar con bandera azul o en un atardecer
con los pies llenos de arena.
Amores que habían muerto antes de nacer, desde el "nos
vemos" que nunca se cumplió, desde el abrazo que quedó a medio dar y de
los besos que se alojaron en la garganta sin saber adónde ir.
El eterno desencuentro que se repite una y otra vez y que es
como un estigma de estas épocas.
Los hombres parecen estar anestesiados o haber ingerido un
antídoto para los flechazos de Cupido. Digo los hombres, porque todas las
quejas que escucho pertenecen a mujeres que esperan la reaparición de
"ese" que prometió y no cumplió, que dijo te llamo y jamás llamó.
Relaciones que parecen sorprendernos, pero que antes de que
le podamos sentir el perfume a nuevo, se terminan.Todo pasa tan pronto que no
alcanzamos a entender cuál fue el error, si es que lo hubo.Una palabra que no
se dijo, un suspiro que debía haberse callado, una caricia que debía guardarse
para después, un después que nunca llegó.
Todo pasa a ser silencio.No hay llamado, ni hay subtítulos
para la ausencia repentina que nos deja una hilera de puntos suspensivos
tatuados en la frente.Una nueva marca aparece, como un tilde, que nos adormece
por un tiempo y nos obliga a descreer ante una nueva posibilidad.
Quiero entender qué es lo que pasa, encontrar una
explicación racional al fenómeno del desencuentro, pero cada vez que lo pienso
me quedo con el vacío que genera la falta de respuestas.
No hay lógica aplicable para el amor, pero debería haber al
menos una aproximación a la causa que genera tantas soledades individuales.
Si todos quieren dejar de estar solos, ¿Por qué es tan
difícil entonces el encuentro?
Si nos enseñaron que uno más uno es igual a dos, entonces
¿Por qué el resultado nos da cero cuando se trata de amor?
No quiero perder la esperanza, pero cada vez me convenzo más
de lo difícil que es construir algo de a dos.
Sumar pasados, experiencias, mañas, miedos y corazones
partidos por relaciones pasadas no es tarea sencilla, pero el hecho de saber
que el resultado puede ser la cura de esas viejas heridas y que puede
mostrarnos un futuro de domingos con un amor para abrazar, bien debería valer
el intento.
No sé qué es lo que pretendemos, o si el punto es que ya
dejamos de pretender, pero de verdad no entiendo cómo dejamos transcurrir las
horas abrazados a nosotros mismos cuando sería mucho más lindo sentir de cerca
el latido de un posible nuevo amor.
Desencuentro.Una de las palabras más tristes del
diccionario.Un encuentro fallido que es mucho más que eso.Un estar a destiempo,
a contramano.Dos calles paralelas que jamás se juntan.Agua y aceite, luces y
sombras.Alfa y Omega.Dos vidas intentando algo que no les sale, que no pueden,
que no dejan que ocurra.
Ninguna frase define mejor la soledad que la de Borges:
Estoy solo y no hay nadie en el espejo.
Aferrados a nuestra pequeña soledad de una única copa de
vino, sin nadie en ese espejo y con media cama vacía, seguimos andando como si
nada, por esa ruta que pasa junto a miles de soledades tan parecidas a la
nuestra.
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