A casi cinco años de haber heredado el título de Lord
Ramsay, Leo Hathaway puede darse satisfecho por cómo le van las cosas a su familia.
Tres de sus hermanas han contraído feliz matrimonio, y lejos del desastre que
en su día temían por su abrupto aterrizaje entre la aristocracia, lo cierto es
que los Hathaway parecen vivir sus mejores momentos. Alejados de la pomposidad
londinense, el clan ha hallado su hogar en las hermosas tierras de Ramsay
House, y los días en que Leo aguardaba con inquietud el debut de sus hermanas
en sociedad, no son más que un gracioso recuerdo.
Y aunque le cueste reconocerlo, el joven Lord Ramsay sabe
que Catherine Marks es una de las principales artífices de tal éxito. La
señorita Marks es una institutriz inflexible, pero posee sobrada argucia para
tratar la excentricidad natural de las Hathaway, y por lo visto un talento
natural para echarle en cara a él, su mismísmo patrón, la frivolidad de su
estilo de vida. Sí, sin duda, la fría señorita Marks se ha convertido en el
principal dolor de cabeza para Leo. Apenas puede cruzarse con ella sin que se
discutan por el asunto más nimio… pero tampoco consigue ya apartarla de sus
pensamientos, convencido de que, tras sus gafas, su moño y su estudiada
compostura, Marks esconde un corazón apasionado y una indudable belleza. Una
teoría que el destino no tardará en poner a prueba, obligándolos a romper
distancias y prejuicios si no quieren renunciar a lo mejor de sus vidas.
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